Así, a bote pronto, recuerdo nombres como os de Víctor Luengo, Juan Latorre, Martín Mendieta, Joaquín Aparisi,... Hoy gozamos de tener entre nosotros la obra de Luis Burguete, artista inevitablemente novel, dada su extrema juventud. Su especialidad es la ilustración de textos.
Estoy pensando que nuestro artista de hoy pertenece de alguna manera a la segunda generación de artistas de esta Sala. Me explicaré: Hoy ejerce de maestra de Luis nuestra amiga Paquita Zamorano que en sus comienzos también expuso en esta Sala, primero en una colectiva y más tarde en individual.
Hasta hace cosa de un mes yo desconocía la obra de Luis y, cuando, a indicaciones de José Miguel, me asomé a su blog, quedé gratísimamente sorprendido por la fuerza expresiva de sus lápices y pinceles. Impresión esta que quedó reforzada con la contemplación en vivo de sus cuadros al colgarlos ayer tarde en estas paredes. No fui el único impresionado. Os contaré: mientras nosotros colgábamos la exposición unas alumnas realizaban ejercicios gimnásticos en unas colchonetas extendidas allí, en la antesala. Dos de ellas, cuando ya estaban los cuadros en su sitio, se asomaron y pidieron permiso para entrar. A lo largo de su recorrido por la exposición, una de ellas le declaraba a la otra: “A mí los cuadros me gustan así: que se entienda lo que quieren decir”. Después de tantas muestras de arte abstracto o marcado por la abstracción, se sentían a gusto con la paleta figurativa de Luis.
Cuando yo me marchaba a mi casa, iba pensando que quizás esas espontáneas “críticas de arte” habían dado, sin saberlo, con una de las claves del arte figurativo. La representación figurativa debe QUERER DECIR ALGO para ser arte. De lo contrario, no pasará de ser una vulgar fotografía de aficionado. Y creo que Luis Burguete en el dibujo y estructura de sus cuadro siempre quiere transmitirnos algo que va más allá de la simple maestría de sus trazos.
La serie MIRADAS a mí me comunica un conjunto de detalles de cálida humanidad.
- El sobrecogedor contraste de la mirada tierna de esa niña acostumbrada ya a todo, incluso a la ferocidad de la terrible dentadura de la hiena.
- Los rostros duros, marcados por la pobreza, de esos padres (?) en contraste con la casi no-mirada plácida del niño satisfecho.
- La sonrisa inocente de esos otros niños, desconocedora todavía de que son unos niños olvidados.
- Las no-miradas de los ancianos jóvenes que se besan negando lo que les rodea.
- La delicada jovencita de la gorra que se abstrae de la oscuridad y el bullicio de Hong Kong.
El resto de los cuadros forman otra serie, inspirada esta en la novela American Gods de Neil Gaiman, obra que Luis ha leído y admira con entusiasmo. Esperamos que un día no lejano Norma Editorial, por ejemplo, decida corresponder y reimprimir esta obra de Gaiman con las ilustraciones de nuestro invitado que completan esta exposición. Quiero transmitiros algunas de mis impresiones:
- la de fuerza serena que tienen a mi modo de ver rostros como los de Shadow, protagonista de la novela, en los cuadros titulados Sombras y El árbol de los dioses.
- La espiritualidad y limpieza de la imagen de Zorya, la Estrella de Medianoche que en la novela regala la luna al protagonista.
- La fuerza mítica de las figuras de El gran carrusel o de Sin título.
No sé si estas mías son impresiones transferibles. Da lo mismo. Yo os las quería comunicar como testimonio de lo que la obra de Luis Burguete ha QUERIDO DECIRME Y ME HA DICHO porque ES ARTE. Seguramente no lo mismo, pero estoy seguro de que a vosotros también os dirá algo. Sin duda.
Tú, Luis, (permíteme un consejo para terminar) debes tener siempre presente que el camino del arte es duro y que no suele estar muy asociado a la prosperidad. Pero es hermoso sobre todo si lo puede recorrer alguien dotado para ello como tú. Gracias por tu obra.