Criticas de exposiciones de arte

Exposición de Fernando Bel

 

 

Bel unoHoy nos ha reunido en esta sala una exposición de fotografía de nuestro compañero, amigo y, desde hoy, admirado artista Fernando Bel.

En el título de esta muestra, F B G, has vuelto a hacer alarde de la misma humildad y discreción con la que durante años nos has ocultado a quienes trabajábamos todos los días contigo esta afición tuya por la creación artística de la fotografía.

A la fotografía durante mucho tiempo se le reservó únicamente la funcionalidad documental y esta practicidad la apartó en el ánimo del público general de los territorios del arte. Eso sucedía mientras que, desde casi el comienzo, había artistas empeñados en cargar sus textos fotográficos de mensajes estéticos basados en la captura de imágenes “invisibles” por su instantaneidad, en la selección de hermosas formas presentes en los objetos más triviales, en los juegos de luces y sombras, en la perfecta descripción de lugares o de personas por una imagen tan bien elegida que pareciera creada para tal intención descriptiva, en la manipulación del proceso de revelado – antes – y en el montaje digital que facilitan las nuevas tecnologías – ahora -…

De estas cosas y muchas más son muestra estas piezas fotográficas que hoy nos presenta Fernando Bel.

Advierte oportunamente el programa de mano que la imagen es “un libre juego de significantes” al que primero el artista y después el contemplador otorgan sus propios significados. Los contenidos aportados por el creador y los captados por el espectador pueden coincidir o no y todos ellos son igualmente interesantes, todos forman parte del proceso de comunicación creativa. Días atrás, comentando con Fernando mis impresiones sobre esta exposición, me hacía ver que en ella hay piezas de significado o simbolismo bastante explícito y otras abiertas a cualquier interpretación porque parten de asociaciones de imagen absolutamente personales, en algún caso hasta surreales.

Querría comunicaros, de todas maneras, algunas reflexiones mías sobre obras de esta exposición. Para comenzar quiero resaltar el que me parece – explícito o subyacente - uno de los temas más visibles en esta exposición (el tema del tiempo o del tiempo-espacio) y aspectos argumentales más o menos directamente relacionados con ese tema como los atardeceres-anocheceres, los caminos o carreteras, la escultura y arquitectura, lo humano y lo deshumanizado…

La más notable de las plasmaciones de ese tema del tiempo-espacio es la suite, la secuencia quíntuple Carreteras secundarias. En ella todo es devenir temporal y espacial desde el encuadre base - el camino, la carretera - y la jornada de luz reproducida – de la mañana a la noche – hasta la velocidad – relación espacio-tiempo – estupendamente plasmada en las imágenes movidas. Todo ello montado en una secuencia narrativa de imágenes yuxta o superpuestas que sugieren al final la presencia humana.

Planteamiento semejante tienen las piezas Camino de Valdeltormo - con su secuencia de anochecer de cielo a suelo – o las reconstrucciones Camino de Valdeltormo y Alto de Ventas de Valdealgorfa. Pura recreación temporal representa la plasmación atardecer-anochecer del puerto de Valldemosa. Y la variación espacio en el tiempo inmóvil del atardecer sería Atardecer en Florencia.

El tema base del tiempo y su decurso aflora también en el grupo de tres magníficos retratos que aparecen a continuación: Jugando a ser visto o la niñez, Adolescente Anciano en el mercado de frutos de Srimagar. Un hermoso ciclo de vida definido en imágenes perfectamente expresivas de la alegre inconsciencia del niño, de perplejidad y casi susto del adolescente y de cansancio a la vez sereno y activo del anciano.

En el montaje titulado Estados clásicosCuatro tiempos, esculturas y paisajes de las cuatro estaciones recrean de nuevo el tema del ciclo vital en el tiempo. El resto de la trilogía Estados clásicosPasión Odio recrean esos sentimientos humanos apoyándose en dos conjuntos escultóricos de cuerpos humanos entrelazados – Pasión – y en una figura de dura agresividad combinada con un listado de judíos desaparecidos y muertos fotografiado en el Cementerio Judío de Praga.

Las espectaculares imágenes de los Gompas (monasterios) tibetanos de Lamayuru y Thisey – que formaron parte de los 108 monasterios que mandó construir un solo rey allá por el siglo X - me han parecido el documento de dos magníficos retos humanos a la naturaleza padecida y a la eternidad deseada.

Y quedan por repasar las cinco piezas en que, sin duda, aparece más clara la total arbitrariedad del signo artístico. La trilogía Paisajes vividos recoge vivencias personales asociadas a paisajes de París y Londres. “Son las imágenes que yo asocio a mi vivencia de esos paisajes. No sé lo que le parecerá a la gente”, me decía ayer Fernando.

Otro tanto podríamos plantearnos – si no creyéramos en la autonomía del arte – respecto a esa magnífica triple imagen del Ara Pacis enmarcado en una doble línea de maniquíes rojos. O a propósito de esa re-construcción de los Campos de París – que ya han dejado de ser Elíseos – enmarcados en un cielo submarino en el que vuelan-nadan enormes peces.

Ya me diréis si se os había ocurrido pensar que, a partir de la técnica de la fotografía - tan objetiva y documental ella -, nos iba a embarcar Fernando en tan desaforado viaje por la imaginación, obsesiones y vivencias del ser humano. Yo, aquí y en público, me confieso sorprendido, muy gratamente sorprendido por la calidad, brillantez y osadía de tu obra, escondido F B G.

 

Bel dos  Bel tres